Posts Tagged ‘Danzaterapia’
Danza Terapéutica de Conexión.
Posted 19 octubre 2023
on:Danza Terapéutica de Conexión.
Te presento una actividad que te brinda todo aquello que las mujeres buscamos en este tiempo: empoderamiento interno, conexión con el cuerpo, despertar espiritual, liberación de patrones tóxicos, introspección, libertad, amor profundo…. La Danza Oriental es sanadora, empodera a la mujer que la practica, nos conecta con nuestro útero, con nuestro «caldero» creador de magia y experiencias, nos dirige hacia el despertar espiritual, y todo esto a nuestro propio tiempo y ritmo. La danza es hacia adentro, la escucha comienza en el interior y se expresa en todo el cuerpo. Baila el alma mientras baila el cuerpo, baila según sus deseos, sin imposiciones ni estructuras.
La danza es un salvavidas en momentos difíciles, nos permite expresar nuestro sentir más profundo, conectar con nuestras emociones y liberarlas. La danza acompaña y las mujeres danzantes también nos acompañamos, creando un círculo de solidaridad que siempre está presente. Y mientras danzamos en círculo la danza nos transforma, nos contiene, nos enseña a amarnos y a amar.
Clases todos los martes de 16 a 17:30.
Contacto: 096 314 587
Facilita Neferú Iabet, bailarina oriental y terapeuta holística.
Taller Pieza Única – Curuguaty 1024 – Barrio Sur – Montevideo.
Esta propuesta busca la libertad de expresión y la reconexión con el cuerpo y el corazón, experimentando el movimiento desde el interior, tomando contacto con la propia energía, equilibrando el yin y yang interno, así como los siete chakras principales.
Las clases están dirigidas a adultas, no es necesario tener conocimientos previos de danza. Único requisito para participar: querer realizar cambios que traigan felicidad.
Experimenta una clase para conocer lo que la danza puede hacer por ti.
Clases los martes de 16 a 17:30. Mensualidad 1800 pesos.
Dirige Neferú Iabet, bailarina, terapeuta holística.
Contacto: 096 314 587
Taller Pieza Única – Curuguaty 1024 – Barrio Sur – Montevideo.
Danzar para sanar.
Posted 7 septiembre 2019
on:Cuando hablamos de “danzar para sanar” hablamos del empoderamiento de la mujer que se autodescubre, se colma y se completa mediante el desarrollo del lenguaje de su propio cuerpo y la unión de su ser físico, emocional y espiritual.
Las mujeres danzantes somos una comunidad, una red de apoyo incondicional, una hermandad dedicada al cuidado del otro por amor al otro, donde todas somos iguales y nos enseñamos y animamos unas a otras.
No se necesita «saber bailar» ni demostrar flexibilidad o coordinación. Vamos a despertar habilidades olvidadas, dones dormidos porque, en nuestro interior, todas somos danzarinas.
Danzas Sagradas Femeninas, Danzas del Sagrado Femenino, danzas de mujeres para las mujeres, círculos, grupos, comunidades de mujeres buscando sanar, amar y danzar la vida.
¡Ven a descubrir todo lo que la danza sanación puede hacer por ti!
Coordinar clase de prueba: 096 314 587 (whatsapp)
Dirige Neferú Iabet, bailarina y terapeuta.
Het-Iunet Espacio de la Diosa.
Durazno 1125 Apto. 101 – Montevideo.
Podemos sanar nuestros conflictos a través de la danza, recuperar la alegría, confianza y actitud que alguna vez tuvimos o que nunca logramos conquistar.
Bailar previene enfermedades y nos mantiene saludables. Bailando nos encontramos, nos conocemos, nos conectamos y fortalecemos. Bailando celebramos, acompañamos, revivimos, contamos historias y culminamos duelos y fracasos.
Único requisito para participar: querer realizar cambios que traigan felicidad.
Clases los martes de 16 a 17:30. Mensualidad 1800 pesos.
Experimenta una clase para conocer lo que la danza puede hacer por ti.
Dirige Neferú Iabet, bailarina, terapeuta holística.
Contacto: 096 314 587 / show.oriental@gmail.com
Taller Pieza Única – Curuguaty 1024 – Barrio Sur – Montevideo.
Por Neferú Iabet.
¿Estás en ese momento de tu vida en que sientes la necesidad de comenzar a recorrer un camino espiritual? Si lo que buscas es el desarrollo interior es momento de hacer una pausa para definir las metas y así empezar a caminar. Existen muchas opciones para dar el primer paso. Se puede recurrir a literatura específica: libros de autoayuda o los que enseñan diferentes filosofías de vida. La lectura es buena para la mente, no obstante hay que comenzar a practicar aquello que cada uno elige como mejor para sí mismo. Con la sola lectura no alcanza para alcanzar el objetivo propuesto y es bien sabido que sólo la práctica hace al maestro.
Una de las finalidades del desarrollo espiritual es el desapego del ego negativo. ¿Por qué el ego es negativo? En realidad no lo es, es útil pues por algo existe y forma parte de la naturaleza humana. Se llama “ego negativo” a aquél que nos limita de alguna manera y nos impide crecer libremente. ¿Cómo nos limita? A través del miedo, el apego, la crítica, la culpa, el desamor; y a través del exceso de éstos y otros sentimientos/emociones el ego negativo se transforma, irremediablemente, en un tirano que nos dirige desde nuestra mente.
Afortunadamente hay muchísimas maneras de sanar el ego negativo transmutándolo en ego positivo. El ego positivo es la mente libre de temores, llena de energía, lista para trabajar para nosotros acatando todas las órdenes que le demos. El ego positivo es obediente mientras que el ego negativo tiende a ser controlador, exigente o manipulador.
Para desapegarse del ego negativo y transmutarlo en positivo se puede optar por muchas actividades de las consideradas espirituales. La más popular es la meditación. Si no eres de las personas que no alcanzan el estado requerido para meditar o no se sienten atraídas por esa actividad, puedes realizar una consulta con un terapeuta holístico que te indique qué técnica es la mejor para ti (existen muchas como ser: Gemoterapia, Flores de Bach, Lectura del Aura, Biodescodificación, Hoʻoponopono, Terapia Akáshica, Tarot Terapéutico, etc). Bien dicen que hoy en día el desarrollo espiritual está servido en bandeja y es para todos, y no es necesario viajar al Lejano Oriente en busca de un Maestro espiritual. Hoy las técnicas y herramientas holísticas para el desarrollo y crecimiento interior están al alcance de la mano y del bolsillo de los interesados.
Definido el camino hay que dedicarse a trabajar en pos del objetivo. En el sendero espiritual “trabajo” normalmente es sinónimo de sanación interior. ¿Qué hay que sanar? Hay que sanar los miedos, los complejos, las trabas emocionales, las relaciones, los abandonos, las frustraciones, las represiones… y todo aquello que se nos impuso y nos limita. Es imperativo eliminar la exigencia de ser alguien que no somos y que nos lleva a vivir fingiendo y perdiendo la coherencia entre nuestras emociones, pensamientos, palabras y obras.
Esta falta de autenticidad nace de la mente, de la necesidad de acatar las órdenes del ego dictador que allí reside. Aun así todos tenemos una parte que sigue siendo auténtica y que revela todo lo que nos esforzamos en mantener escondido, y esa parte es nuestro cuerpo físico. Para quien sabe leer el cuerpo revela lo que la mente calla, los temores, las heridas internas, los mandatos aceptados en silencio y los fracasos ocultos. Así como también revela alegría, pasión, flexibilidad, humildad, apertura, sexualidad plena, etc.
Una de las actividades que utiliza el cuerpo para transmutar el ego negativo es la Danza Oriental terapéutica. La esencia de esta danza milenaria unida a la músicoterapia es lo que permite sanar tanto el cuerpo como la mente de quien practica lo que, a fines del siglo pasado, se denominó danzaterapia. Imagina una actividad que exija agudizar los sentidos para sentir, en lugar de pensar. Sentir el cuerpo en primer lugar, pero también sentir emoción, sentir la música, fluir, intuir y abandonar… Abandonar los miedos, las preocupaciones, las excusas, los dolores, el cansancio, las exigencias, abandonarse al momento presente y experimentar qué sucede cuando el dominio del ego negativo es inexistente y la mente deja de “conversar”. Esto no se consigue aprendiendo pasos de baile, ya que eso activa y refuerza el trabajo mental. Si se busca una actividad terapéutica es para descubrir y descubrirse, sanar y sanarse, amar y amarse, hasta encontrarse con la propia pureza y autenticidad, aquello abandonado detrás de la máscara del ego. Entonces la Danza Oriental funciona como herramienta espiritual cuando su enfoque es terapéutico e integral, y no tanto cuando es danza académica.
¿Qué necesita la danza para ser sanadora? Primero que se adapte al paciente y no que deba ser al revés. La técnica debe ser amable, suave y placentera, debe despertar emociones dormidas, sensaciones agradables, debe ser dúctil y no extremadamente difícil o rígida. Se debe respetar los tiempos de aprendizaje. Todos tenemos tiempos diferentes, se trata de adoptar una filosofía de vida sana y positiva y no de ganar una carrera. Así como la actividad debe ser placentera el ambiente también debe serlo. Realizar movimientos en calma, sin presiones ni juicios permite al paciente ser capaz de abrirse emocionalmente descubriendo su potencial tanto físico como espiritual y energético.
Comencemos entonces a andar nuestro camino espiritual respondiendo con honestidad unas simples preguntas:
¿Cuánto tiempo dedicas en tu vida para tu sanación?
¿Cuánto tiempo le dedicas a tu desarrollo espiritual?
¿Cuánto tiempo le dedicas a tu conexión interior?
¿Cuánto tiempo a la semana dedicas a tu cuerpo? ¿Y a tu mente?
¿Cuánto tiempo le dedicas a tu alma?
Sólo si decides actuar estás en el camino..
Cuando la danza se utiliza con finalidades diferentes a la de representar un arte sobre un escenario, se transforma en una herramienta de autoconocimiento y evolución.
Podemos sanar nuestros conflictos a través de la danza, recuperar la alegría, confianza y actitud que alguna vez tuvimos o que nunca logramos conquistar.
Bailar previene enfermedades y nos mantiene saludables. Bailando nos encontramos, nos conocemos, nos conectamos y fortalecemos. Bailando celebramos, acompañamos, revivimos, contamos historias y culminamos duelos y fracasos.
Único requisito para participar: querer realizar cambios que traigan felicidad.
Experimenta una clase para conocer lo que la danza puede hacer por ti.
Dirige Neferú Iabet, bailarina, terapeuta holística.
Contacto: 096 314 587 / show.oriental@gmail.com
Het-Iunet Espacio de la Diosa – Durazno 1125 Apto 101 – Celular y WhatsApp: 096 314 587 – Montevideo.
Web: https://danzaterapia-oriental.webnode.com.uy/
Esta propuesta busca la libertad de expresión y la reconciliación con el cuerpo y el corazón, experimentando el movimiento desde el interior, tomando contacto con la propia energía, equilibrando el Yin y Yang interno así como los siete chakras principales.
En un ambiente terapéutico las clases se centran en aprender a conectarse con el cuerpo y la energía. Se desarrolla el oído musical, así como también la plasticidad y la creatividad. La finalidad es alcanzar el vacío mental para poder meditar usando el movimiento.
Martes de 16 a 17:30. Inversión: 1800 pesos mensuales.
Informes e inscripciones: 096 314 587.
Dirige Neferú Iabet, bailarina oriental, terapeuta holística.
Taller Pieza Única – Curuguaty 1024 – Barrio Sur – Montevideo.
“Nunca es demasiado tarde para aprender a bailar. En las escuelas modernas no hay límite de edad. Incluso en las escuelas de ballet hay grupos para adultos. Entonces, ¿qué puedes perder? ¡Baila con placer y disfruta de la vida!”
Marta Korzum, bailarina ucraniana (foto)
Ven a aprender a danzar y a construir. Construir tu autoestima, construir tu equilibrio interior, construir tu conexión con tu cuerpo, tus emociones y el femenino ancestral.
Inscripciones abiertas: 096 314 587
Más información: https://danzaterapia-oriental.webnode.com.uy/
La primera clase de danza.
Posted 13 diciembre 2017
on:Por Neferú Iabet, bailarina y danzaterapeuta del Espacio de la Diosa.
Hoy al finalizar un show de Danza Oriental una señora se me acercó y explicó que le encanta la danza, quizás debido a sus raíces libanesas, pero nunca pudo aprender. Le pregunté por qué no intentaba tomar clases a lo que me respondió que ya no estaba en edad de aprender a bailar.
¿A qué edad se puede aprender Danza Oriental? La respuesta va a depender de la finalidad, el para qué queremos aprender a bailar. Si lo que deseamos es convertirnos en una profesional de la Danza Oriental y dedicarnos de por vida a este arte, entonces conviene comenzar desde adolescentes o quizás unos años antes, en una academia prestigiosa que permita a sus alumnas desarrollar todo su potencial y convertirlas en futuras artistas de la danza. Hoy en día muchas academias cuentan con la infraestructura y la calidad docente que las bailarinas necesitan para aprender profesionalmente tanto la Danza Oriental como las danzas árabes.
Pero, ¿si no es eso lo que estamos buscando?… Imaginemos a María, un ama de casa, esposa y madre que desea aprender por el simple gusto de bailar, pero no desea convertirse en profesional. Esta señora puede tener 30, 40, 60 años o más, puede gustar o no de la música clásica, puede no diferenciar entre una danza folclórica y una clásica y puede no haber realizado ejercicio en los últimos 20 o 30 años de su vida y estar algo rellenita. No obstante todo lo que tiene en contra (edad, sobrepeso, falta de ejercicio, y un desconocimiento rotundo de lo que a danzas respecta) no es impedimento para aprender a bailar, y María sólo requiere de tiempo para tomar clases de danza (con una hora a la semana es suficiente).
¿Y qué puede aprender una mujer como ella? Muchas cosas que beneficiarán su vida. A María las clases de danza le van a proporcionar un espacio donde divertirse y conocer a otras mujeres con sus mismas dificultades y deseos de aprender; mejorará su aspecto, revitalizará a su niña interior y ganará elegancia, armonía, flexibilidad y coordinación. Y de paso bajará de peso pues una clase de danza quema muchas calorías.
Al principio será difícil como todo lo nuevo, deberá reforzar su paciencia para superar sus deseos de escapar de la clase. Pero esa sensación dura sólo unas semanas o quizás el primer mes, luego deja lugar a un sentimiento de valoración cuando se percibe que el cuerpo se flexibiliza permitiendo realizar los primeros movimientos redondos de forma satisfactoria. Entonces se descubre que no es imposible, y poco a poco la danza se vuelve accesible y la clase placentera. Es en este momento cuando María se da cuenta que su dinero, tiempo y dedicación sí están dando fruto y convertirse en bailarina oriental es sólo cuestión de tiempo.
El aprendizaje de la danza puede abordarse en cualquier momento de la vida, y el enfoque que se le de dependerá de la finalidad del aprendizaje. Una mujer que desea bailar para sí tendrá ciertas expectativas que serán diferentes de aquellas que tiene una bailarina que desea profesionalizarse para entrar al mercado laboral.
Es importante dejar en claro que si el nivel de exigencia es diferente lo será también el resultado técnico. La danza de una bailarina profesional no será la misma danza que interpretará María aunque ambas hayan dedicado los mismos años a estudiar baile. La ejecución técnica será diferente mientras que el manejo de escenario y de público será inexistente en una bailarina que jamás se haya dedicado a exponer su danza a otros; pero ambas mujeres tendrán mucho en común: la pasión, la alegría, la belleza, la gracia, la femineidad, la dulzura y la satisfacción de ser bailarinas meciéndose a la música y volando con los pies en el suelo.
¿Qué se necesita María para aprender Danza Oriental? Compromiso consigo misma, amor interior, entrega y saber reírse de todas sus equivocaciones. Necesita una docente que acepte el reto de enseñar y transmitir el arte a mujeres muy diversas que, como María, acordaron no pisar un escenario pues no es esa la finalidad de su danza.
Como está fuera de forma porque jamás hizo ejercicio y mucho menos danza, María necesita un ambiente de clase donde exista la camaradería y no la competencia, donde unas y otras se ayuden, apoyen y escuchen, y donde cada mujer sea valorada y respetada, sin presiones permitiendo que sus capacidades se desarrollen en forma suave pero constante. A María, al igual que todas nosotras, no le gusta hacer el ridículo ni que se rían de ella y tiene mucho para dar, para compartir y para enseñar también. Puede aprender a bailar pero en el lugar correcto y con el método de aprendizaje correcto, que se amolde a ella y a sus necesidades (y no al revés), y le permita practicar la danza como una filosofía de vida y de crecimiento interior.
Animo a todas las Marías que se consideran “mayores”, “gorditas”, “viejas”, “duras”, “tímidas”, a dejar de lado sus preconceptos y experimenten una clase de danza. Sólo quien no se anima desconoce la fuerza de su voluntad y la hermosa bailarina que puede llegar a ser.